Como ya advirtió Jesús Julio Carnero la semana pasada, la retirada del aparcabicis de Villa del Prado era una actuación necesaria, corregida ahora por Óscar Puente

Como ya advirtió Jesús Julio Carnero la semana pasada, la retirada del aparcabicis de Villa del Prado era una actuación necesaria, corregida ahora por Óscar Puente

Ante la reciente decisión del alcalde, Óscar Puente, de retirar y reubicar en otro emplazamiento de la ciudad el aparcabicis cubierto de Villa del Prado, el candidato del PP a la Alcaldía de Valladolid recuerda que ya lo refería en un vídeo publicado en redes sociales el pasado miércoles, día 29, argumentando la desacertada gestión municipal y el nulo diálogo con los vecinos implicados.

El gigante aparcabicis cubierto situado en la Plaza de Juan Pablo II, en el barrio de Villa del Prado, vuelve a escena, para dar la razón a Jesús Julio Carnero, y ratificar lo que ya expresara en un vídeo publicado en redes sociales el pasado 29 de marzo. De hecho, es una de las primeras medidas de choque que se llevarán a efecto por parte del candidato, eliminar ese tipo de infraestructuras cuando no sean necesarias y reubicar tanto las que entorpezcan el paso peatonal como las que condicionan a la eliminación de aparcamientos.

La supresión de esa estructura respondía, por lo que supone a nivel urbanístico y por la inutilización vecinal, “a que es la expresión de un doble hecho: en primer lugar, la mala gestión del ayuntamiento y, en segundo lugar, la falta de diálogo con los vecinos, en este caso con los que residen en el barrio de Villa del Prado”.

En este sentido Carnero afirmaba que una vez en la Alcaldía, inmediatamente, y dentro del plan de choque, incluiría la retirada de dicho aparcabicis, “y lo que es más importante, se mantendrá un diálogo fluido, constante y directo con todos los vecinos de nuestra ciudad”.

Todo ello viene a demostrar un nuevo fracaso en la gestión de Óscar Puente, al tener que enmendar su propio error, dada la falta de diálogo con los ciudadanos, y por supuesto aprovecharlo como una decisión electoralista con el consiguiente coste económico para las arcas públicas que repercutirá a todos los vallisoletanos. Aunque acciones como estás hay muchas más en Valladolid, derivadas de fallos estratégicos propios de un equipo de gobierno que actúa por impulsos, y no por necesidades reales.